domingo, 14 de diciembre de 2014

Convento de St Bridget, uno de los patrimonios históricos de Estonia.

En las afueras de Tallin, está Pirita, uno de los barrios mas bonitos, verdes y sofisticados que tiene la capital de los estonios. Se accede por un camino que va siempre cercano a las costas del Mar Báltico.
Pirita lleva su nombre por el río homónimo que cruza el lugar. Aquí en Pirita existen los restos de un antiguo convento de 1407, que resulta ser uno de los patrimonios históricos mas importantes de la cercana Tallin, la ciudad mas linda del Báltico.
Pasaron mas de 600 años desde que llegaron las primeras hermanas a suelo Estonio. Hoy siguen aquí, sirviendo a los demás en un lugar que se conoce como  Pirita Kloosterque se encuentra en las inmediaciones del derruido convento.
El convento fue fundado por la Orden Brigidina (hoy conocida como Orden del Santo Salvador) en épocas en las que Estonia no estaba siquiera planeada.
El complejo tenía la particularidad de albergar tanto a hombres como a mujeres, aunque claro, dormían en edificios separados.
Muchos de los restos de piedra de este antiguo convento, (lamentablemente) fueron usados años mas tarde en la reconstrucción de la ciudad de Tallin.
El convento estaba dedicado a Santa Brígida de Suecia (Brígida Birgersdotter), una mística sueca que fue declarada santa en 1391, y que además es Patrona de Suecia y de las viudas, que son muchas. La historia cuenta que Santa Brígida vio en apariciones, a Jesús, y a la Virgen María.
Caminando por el ex convento se  respira el mismo aire que envuelve a la ciudad antigua. Uno lamenta no poder apreciar este lugar de pie, y en el mismo estado de conservación en el que se encuentra el casco histórico de Tallin.
Pero claro, un ataque del infame Iván el Terrible en 1577, primer Zar de Rusia y uno de los grandes responsables de la creación del Estado Ruso, dejo prácticamente inutilizado a este lugar, como tantos otros de Reval (hoy Tallin), Narva y Dorpat (Tartu). Las tres ciudades mas importantes del país.
Desde 1558 esta región que por aquel entonces se llamaba Livona y ocupaba los actuales territorios de  Estonia y Letonia, había sido ocupada por Iván IV, conocido por todos como "Iván El Terrible". Esto había dado origen a un largo conflicto bélico que involucro a las potencias de Suecia, Polonia, Rusia y Dinamarca, que pretendían todos proteger sus territorios en estas nuevas fronteras sobre el Mar Báltico: La Guerra de Livonia, que se extendió hasta 1583.

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